La falta de consecución de objetivos lipídicos es preocupante porque se relaciona directamente con la alta incidencia de recurrencias de la enfermedad cardiovascular ateroesclerótica y conlleva un alto coste económico y social, según ha advertido el doctor Miguel Ángel Baena, dentro de la V Jornada Cardiovascular que la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) celebra en Madrid los días 1 y 2 de octubre.
Madrid, 1 de octubre de 2021 – La falta de consecución de objetivos lipídicos es preocupante porque se relaciona directamente con la alta incidencia de recurrencias de la enfermedad cardiovascular ateroesclerótica y conlleva un alto coste económico y social. Por lo tanto, es necesario conseguir que el personal sanitario, por un lado, y los propios pacientes, por el otro, hagan un uso adecuado de los recursos terapéuticos disponibles.
Así se ha puesto de manifiesto dentro de la V Jornada Cardiovascular que la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) celebra en Madrid los días 1 y 2 de octubre junto al VII Foro de Formación en Diabetes bajo el lema ‘Unidos en la Salud Cardiometabólica’.
“El control actual de la concentración de colesterol, unido a lipoproteínas de baja densidad en el paciente con enfermedad cardiovascular ateroesclerótica, es muy escaso y esto se asocia con un aumento del riesgo de que se presenten complicaciones cardiovasculares”, según el doctor Miguel Ángel Baena López, miembro del Grupo de Trabajo Cardiovascular de la SEMG. Además, según ha recordado en las jornadas, cuanto más tarde se logren dichos objetivos, el riesgo será mayor. “Esto se debe principalmente a un uso insuficiente de las terapias hipolipemiantes actualmente disponibles”.
Las guías de prevención cardiovascular están fijando unos objetivos de control del colesterol aterogénico para los pacientes con enfermedad cardiovascular ateroesclerótica cada vez más estrictos (menores a 55 mg/dl) y adaptados a distintos condicionantes de riesgo, entre ellos, diferentes variables de gravedad de la enfermedad ateroesclerótica y la existencia de comorbilidades y otros factores de riesgo cardiovascular asociados.
Aunque es bien conocido que reducir las cifras de LDL se asocia con un descenso marcado del riesgo de eventos CV, “la realidad es que, pese a tener herramientas suficientes para conseguir un control adecuado en la mayoría de los sujetos con cardiopatía isquémica, la mayoría de ellos no logran los objetivos de control establecidos”, según Baena.
Si bien esta situación es preocupante en la población con hiperlipemia en general, aún lo es más en el paciente en prevención secundaria. Por estos motivos, desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC) se ha planteado la creación de unos algoritmos de abordaje sencillos y fácilmente aplicables, que abarquen la mayoría de las situaciones clínicas en prevención secundaria.
Además, en este consenso de la SEC con recomendaciones para mejorar el control lipídico -en el que ha participado la SEMG a través de la doctora Isabel Egocheaga, junto a expertos en el campo de la dislipemia de diferentes especialidades (Cardiología, Medicina interna y Atención Primaria)-, se han incluido determinados perfiles de pacientes a la tabla de riesgo cardiovascular propuestos por las guías europeas de dislipemia, tanto para prevención primaria como en prevención secundaria.
Prevención primaria
Tal y como ha informado el doctor Baena en las jornadas de la SEMG, en prevención primaria siempre se recomienda insistir en cambios en el estilo de vida (dieta mediterránea, no fumar, actividad física, evitar sobrepeso y control de otros factores de riesgo cardiovascular) e iniciar el tratamiento en caso de que esto sea insuficiente y el colesterol LDL se encuentre por encima de los objetivos recomendados.
Con el objetivo de optimizar el tratamiento hipolipemiante en todo el espectro de pacientes, el documento recoge todos los principales tratamientos farmacológicos actualmente disponibles, clasificados según su capacidad para reducir las LDL; además de nombrar los diferentes tipos de estatinas y su efecto en la reducción del colesterol como primer tratamiento de elección en prevención primaria.