DERMOenigma

Edición: 2019-2020

SEMG

Sorteo Beca de Inscripción para Médicos Residentes de Medicina de Familia para XXVII Congreso Nacional de Medicina General y de Familia

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CASO 5º: Introducción al caso.

Varón de 59 años, administrativo, que presenta lesiones pequeñas inflamatorias de la piel de los pliegues de los dedos 3º, 4º y 5º de ambas manos, pero más evidentes, en mano izquierda, y que se acompaña de mucho picor, igual que en otras ocasiones anteriores. Le ha salido hace una semana, igual que en otras ocasiones (hace unos años). Las describe acompañadas de mucho picor, y que intenta no rascarse, por que es peor, según él.

DermoCaso5-2

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL OFRECIDO:

  1. Eczema alérgico de contacto
  2. Dermatofitosis
  3. Ponfólix
  4. Toxicodermia por cromo
  5. Candidosis interdigital

Caso 5. SOLUCIÓN RAZONADA:

Descripción Imagen caso:

En la imagen apreciamos una dermatitis que afecta a la cara lateral de los dedos de las manos (según descripción del caso a casi todos los dedos), llegando hasta los pliegues interdigitales, con formación de múltiples lesiones sobreelevadas pequeñas, compatibles con lesiones vesiculares subcorneales, sobre la zona inflamada. Se observa ya alguna descamativa. Si unimos lo observado con la descripción de caso, sospechamos que estamos ante un caso de dishidrosis o ponfólix.

RESPUESTA CORRECTA: PONFÓLIX

También se conoce como dermatitis, eczema dishidrótico, dishidrosis o eczema vesicular.

Se caracteriza por observar unas lesiones eczematosas localizadas en las caras laterales de los dedos, a veces en las palmas, incluso llegar a observarse en las plantas de los pies.

Su lesión elemental y característica es la vesícula pequeña, bajo el estrato córneo, que aparece de forma episódica eruptiva, de varias lesiones similares. Pasados unos días, estas vesículas se rompen, dando paso a la formación de pequeñas costras, sobre una epidermis inflamada y descamativa. Este proceso, sobre todo en la fase inicial de formación de las vesículas, se acompaña de prurito intenso en la zona afectada. En algunos casos, podemos verlo asociado a la hiperhidrosis.

Es un tipo incluido en los denominados eczemas de origen endógeno, sin definirse causa principal, encontrándose relacionado con otras alteraciones cutáneas o factores como la dermatitis atópica, hiperhidrosis, alteraciones emocionales (brote o empeoramiento), factores hereditarios, etc.

Su mayor incidencia en períodos estacionales o estancia en zonas cálidas, hace que se relacione con alteraciones de las glándulas sudoríparas, aunque histológicamente, este hecho está sin demostrar.

También, en la bibliografía encontramos que es considerada como una IDE (reacción cutánea a distancia) a una dermatofitosis, este hecho menos demostrado; o también como una reacción de sensibilización al níquel, en casos muy larvados que mejoraron con la limitación del níquel en la dieta.

Afecta en personas relativamente jóvenes, incluso en la etapa infantil, pero va a ser sobre todo en la década de los 40, donde la incidencia es mayor.

Las lesiones aparecen de forma brusca, localizadas en las caras laterales de los dedos, sobre todo 3º y 4º, formándose pequeñas vesículas de color claro, haciéndolo de forma bilateral y simétrica. Durante esta fase el prurito es mayor, palpándose las vesículas a tensión. Su evolución es muy variada, pudiendo curar en 2-3 semanas, dejando una pequeña descamación de la zona, o empeorar, formándose ampollas por confluencia de las lesiones vesiculares. Estas lesiones pueden salir también en palmas y plantas. Ni que decir tiene, que no es raro que se compliquen con una sobreinfección (secundaria). Se describen casos muy severos y recurrentes, precisando manejos complicados.

El diagnóstico debe hacerse con la psoriasis pustulosa, con las dermatofitosis, impétigo, otros tipos de eczemas, dermatitis alérgicas de contacto o por otros tipos de toxicodermias.

Su manejo desde AP debe ser lo menos agresivo posible. En las formas muy leves, debe dejarse evolucionar hacia la curación espontánea, recomendando emolientes solamente, y en caso de que esto no ocurra, o sean formas más severas, podemos utilizar corticoides tópicos, de potencia adecuada al tipo de estrato córneo (más o menos grueso), y tipo de excipiente, según la fase en la que se encuentre (crema en fases iniciales, pomadas o ungüentos en casos muy cronificados y liquenificados). También pueden ser de utilidad los inhibidores de la calcineurina (pimecrólimus). Debe acompañarse con consejos protectores.

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